Comentarios del elaborador, Juan Luis Cañas.
El Regollar es una de esas viñas tocadas por la varita mágica del tiempo y las circunstancias, unas cepas con las que cualquier bodeguero soñaría. En 2012 tuve la fortuna de podérsela adquirir a un familiar ya que, por su baja productividad, estaba destinada a desaparecer. En bodega la conocíamos muy bien, no en vano llevábamos varios años gestionándola y cuanto más la conocía más me obsesionaba con ella. no podía permitir que desapareciera algo tan maravilloso. Una terraza del cuaternario, con cepas que emergen de la propia roca madre sobreviviendo de forma casi inexplicable y regalándonos maravillosas uvas con personalidad única, El Regollar es un verdadero tesoro.
Viticultura y Elaboración.
Viticultura racional y sostenible. Eso significa que otorga tanto protagonismo a la búsqueda de la máxima calidad de la uva, como al fomento de la biodiversidad y a la protección del medio ambiente. Se practica una viticultura «a la carta», en la que cada cepa recibe cuidados específicos en función de sus necesidades propias (variedad, estado fenológico, condiciones meteorológicas). Por ejemplo, las operaciones de clareo de racimos varían de una cepa a otra, teniendo en cuenta la superficie foliar de cada planta. El Regollar está situado junto a un bosque, consideramos que la fauna y la flora autóctonos forman parte integrante de la finca y participan de su singularidad, por esta razón se instalan casetas de anidamiento en el pinar, bebederos entre las encinas y no se hace uso de herbicidas ni de herramientas invasivas de laboreo como el rotavator. La viña se labra con la ayuda de una mula y se procura en todo momento preservar este frágil equilibrio entre cultivo y naturaleza.
Viñedos en Villabuena de Álava, año de plantación 1920, densidad 3.460 cepas/ha, superficie 0,8366 ha, 526 m de altitud, conducción en vaso, orientación 40º NE, 1.684 cepas de Tempranillo, 8 de Graciano, 4 de Garnacha, 2 de Bobal, 65 de Viura, 55 de Malvasía Riojana, 19 de Murgones y 3 de Moscatel. El tipo de suelo es franco ferroso, con arenas de característico color rojo.
Racimos vendimiados a mano en pequeñas cajas que permanecieron 12 horas en cámara frigorífica para la estabilización de color y aromas, con un posterior paso por la doble mesa de selección (racimos y granos). Fermentación de todas las uvas de la parcela de forma conjunta para trasladar al vino toda la personalidad de la viña, la fermentación alcohólica se hizo en tina de roble francés, sin remontados, solamente efectuando suaves bazuqueos, tras ser descubado, el vino hizo la fermentación maloláctica en 2 barricas de 500 litros de roble francés y una barrica de roble americano de 225 litros con trasiegos periódicos hasta completar una crianza de 17 meses.
Crianza en barrica de 17 meses en barricas de roble de 500 y 225 litros, francés y americano.
Ficha de Cata:
Color rojo picota de capa alta. Vino de gran sutileza y delicadeza, tremendamente complejo, tira de una paleta aromática insólita, debido a la mezcla de las siete variedades de uva, sorprenden los aromas a yodo, recuerdos de pimentón, e incluso adobo que nos evocan los suelos rojizos de la viña. En nariz la fruta roja madura, con notas de confitura de fresas, da paso a especias de carácter dulce. Encontramos también sugerentes recuerdos lácteos y notas de maderas finas, todo en equilibrio y perfectamente integrado, en boca es pura seda, ordenado, con madera sosegada, sin estridencias, tras las notas de cedro y tabaco, la fruta roja nos aparece de nuevo de forma evidente, dejando un sabroso final de boca, tanino y acidez en perfecta armonía y justo equilibrio.
Maridaje Recomendado:
caza, guisos de setas, carnes rojas y blancas y quesos curados.
Particularidades de la añada 2016.
Fecha de vendimia 11-10-16, 2.934 kg de uva, 2.163 botellas de 0.75, fecha de embotellado 4-05-18. Añada de una calidad excepcional, la primera parte del invierno fue cálida, en el mes de enero y principios de febrero, se llegó a detectar una inusual actividad en la planta, afortunadamente mucho frío y abundantes lluvias se instalaron hasta el mes de abril, lo que provocó una buena hibernación y su correcta brotación posterior. Una primavera suave dio paso a un verano extremadamente seco, las precipitaciones puntuales de mediados de septiembre llegaron justo a tiempo para ayudar a completar a la perfección el ciclo de la uva, la vendimia se realizó con temperaturas cálidas y sin precipitaciones reseñables.